Buenos días amig@s!!
Comenzamos el día, con otra entrada muy dulce y golosa, que no dejará indiferente a ningún comensal...
Se trata de una mousse de chocolate blanco y negro, a base de huevo. Como las que se hacían antiguamente... Recuerdan??? Si esa mousse que cuando metías la cuchara, hacía ese ruido como el que sale en los anuncios de la tele.... Que se te hace la boca agua pensando en esa esponjosidad y esa textura en la boca al degustarlo....
No me quiero enrollar... así que comencemos con este postre, también muy francés... (me ha dado por los postres originarios de esa zona).
Con estos ingredientes, me ha dado para preparar 6 presentaciones individuales.
Como es chocolate negro y chocolate blanco, les iré dando las medidas por separado para no liarnos...
Para el Chocolate Blanco necesitamos: 150 gr. de chocolate blanco para fundir. 2 hojas de gelatina. 2 huevos L. 35 gr. de azúcar glass. 1 vaina de vainilla.
Para el Chocolate Negro necesitamos: 160 gr. de chocolate negro de fundir. 2 huevos L. 40 gr. de azúcar glass.
Empezamos con la elaboración. Ante que nada, ponemos la gelatina a hidratar en agua fría, para que esté lista para fundirse después con el chocolate blanco.
En una cacerola, ponemos al baño maría el chocolate negro, con una cucharada de nata líquida y un trocito de mantequilla, para que éste brille. y lo vamos fundiendo bien, sin que llegue a quemarse el chocolate por exceso de calor.
En dos boles ponemos en uno las yemas, y en el otro las claras.
Montamos las claras a punto de nieve con la mayor parte del azúcar glass, y una vez montadas, lo mantenemos en la nevera.
En el bol de las yemas, ponemos el resto del azúcar glass, con una cucharada de agua y lo batimos. Cuando incorporemos el chocolate, éste no puede estar muy caliente, ya que si no, cocinamos las yemas.
Y le agregamos el chocolate poco a poco.
Cuando esté bien mezcladas, incorporamos lentamente las claras y mezclamos con movimientos envolventes. La primera parte nos ayudamos si queremos de las varillas, luego se recomienda usar la lengua de pastelería.
Repartimos en los recipientes y guardamos de nuevo en la nevera.
Ahora empezamos con el chocolate blanco. Lo ponemos también al baño maría, con una cucharada de nata líquida y una punta de mantequilla. Fundir bien... Parece como si soltara grasa, pero recordar que el chocolate blanco es el que mayor porcentaje de manteca de cacao tiene, por lo que es más cremoso y por lo tanto, mayor porcentaje de grasa.
Incorporamos la gelatina bien escurrida para que se disuelva bien.
Repetimos de nuevo el proceso de separar las yemas de las claras (y montamos las claras a punto de nieve).
Repetimos el proceso de las yemas, con una cucharada de agua, un poco de azúcar glass y las semillas de la vainilla. Incorporamos el chocolate blanco derretido y mezclamos bien. Incorporamos las claras, de la misma forma anterior, con movimientos envolventes.
Como se ve en la imagen, es como queda nuestra mousse, antes de servir en los recipientes y coger temperatura...
Podemos servir este postre en copas, vasitos, con decoración de fruta o frutos secos... Eso es ya la imaginación de cada uno...
La idea principal, es disfrutarlo en compañía o solos...
Yo quise darle una forma diferente con la inclinación al vaso, con ayuda de unos moldes, pero ya les digo que lo dejo a elección de cada uno...
Hay que dejar enfriar al menos 3 horas, antes de poder degustarlo en su esplendor.
Han visto que receta más sencilla, fácil y rápida...
Les gustará a los peques y mayores de la casa..
Y sobre todo, si le ponen cariño y pasión al hacerlo, sabe mucho mejor.
Espero que les haya gustado esta receta, y no olviden seguirme en mi página de Facebook.
Espero sus comentarios, sugerencias y preguntas.
No olviden endulzar el día y sobre todo, ser felices!!!
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